Educación del Siglo XXII.
– ¿Educación? ¿Qué es eso? – preguntó M4R14 a 3L3N4,
aquella que un día la cultivó en el centro SapienS.
– Ayy, eso ya no existe. En la antigüedad, las personas estudiaban, escribían, leían… Tu tatarabuela lo contaba. Ya sé que no entenderás nada, pues son términos que ahora ya no existen, pero en su momento eran la única manera de aprender cosas.
– Ayy, eso ya no existe. En la antigüedad, las personas estudiaban, escribían, leían… Tu tatarabuela lo contaba. Ya sé que no entenderás nada, pues son términos que ahora ya no existen, pero en su momento eran la única manera de aprender cosas.
–¿Aprender es como cuando voy al centro de instalación de software SapienS y me configuran los idiomas y demás habilidades?
– Exacto. Pero un poco más pesado… jajaja. Me
contaron que antes existía una cosa denominada papel y que necesitabas un
objeto puntiagudo para poder expresar lo que querías...
– Hala, ¡qué dices! ¿No les salía la ventana
encima de la cabeza con las imágenes de lo que estaban pensando como ahora?
– Creo que no, M4R14.
Ambas se dirigían a la estación de
teletransporte de la ciudad, la cual las dirigiría de manera inmediata al
centro de instalación de conocimientos SapienS. Nada más
llegar al centro, vieron en la entrada una familia con aspecto harapiento que
pedía sin aliento a la policía no ser deportados a la Tierra.
– No sé
cómo habéis llegado a este planeta. Pero, ¿quiénes creéis que sois? – espetó uno
de los policías a la familia. – Si no tenéis nada… jajaja.
– Por favor, necesitamos ayuda. La Tierra no se
sostiene. Es cierto que hemos llegado en la nave ilegal, pero mi familia
necesita ayuda… – imploraba el que parecía el padre de familia. Pues sí, en la Tierra todavía existían familias normales y no se cultivaban seres vacíos que
eran saturados de información una vez llegada su maduración.
– ¿Tenéis dinero? – inquirió el policía.
– Lo siento, no nos queda nada. Gastamos todos
nuestros ahorros para poder llegar a este nuevo planeta. Por favor, señor.
– Me temo que no me queda otra alternativa,
entonces.
El policía sacó de su bolsillo un
dispositivo redondo y tras una luz cegadora, la familia se desintegró al
instante.
M4R14, curiosa (no por
naturaleza, sino por el chip implantado en su segundo año de vida), preguntó a
su cultivadora:
– ¿Qué ha pasado ahí? ¿Han sacado a la venta un
nuevo dispositivo de teletransporte? ¡Yo lo quiero!
– No, M4R1A… Creo que no se han “teletransportado”…
Y no preguntes más, ya te contaré todo cuando sea el momento adecuado o quizá
pida el software para ello.
El interior del centro SapienS era de un blanco níveo, impoluto, daba una
imagen antiséptica y totalmente fría. Pero así entonaba con la manera de “aprender”
que tenían los individuos de ese plantea.
Quizá estas ideas sean demasiado cercanas a la Ciencia
Ficción (pues podréis encontrar inferencias a Matrix y Elysium). Lo que sin
duda reflejan es un futuro catastrofista, pero de alguna manera, cercano a la
esencia humana más intrínseca: ansias de poder, deseo de instantaneidad o
incluso rechazo a pensar que no somos omnipotentes.
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