lunes, 27 de junio de 2016

La torre de Toby

-              ¿Os imagináis como serán esos países de los que nos ha hablado don Tomás? – preguntó Gonzalo al resto.
-              Pues serán como nuestro pueblo pero con tres o cuatro casas más – respondió Rizos – No puede haber mucha más gente en ningún sitio, ¡no cabrían!
-              Claro que son más grandes – corrigió Toby. ¡Mucho más grandes!
-             ¡Eso es mentira! – gritó Rizos, sacudiendo la melena por la cual recibía su apodo. Tú no las has visto. No puedes saberlo, y don Tomás tampoco, porque todos sabemos que nunca ha salido del pueblo.
Lipe, entretenido con su bocadillo, no hacía caso a la conversación. Pero sus compañeros no dejaban de discutir:
-              Si pudiéramos ver lo que hay detrás de todas estas montaña… - Se lamentaba Gonzalo
-              Tal vez algún día lo veamos… - respondió Toby, pensativo.
Toby, Gonzalo, Rizos y el bueno de Lipe vivían en un pueblo rodeado de montañas, un pueblo pequeño de no más de cien habitantes. Lipe no era más que la abreviatura de Felipe, pero desde pequeño el mismo se llamaba así y con ese mote se quedó. Tenían 10 años y, como todos los niños de su edad, iban al colegio; aunque no un colegio como el que conocemos en la ciudad.
Don Tomás, el maestro del pueblo, daba clase en su propia casa: un pequeño cortijo en las afueras del pueblo. En una de las habitaciones del cortijo había algunas mesas y sillas para los alumnos y una pizarra, donde don Tomás explicaba las lecciones, a veces demasiado aburridas. Los alumnos no se agrupaban por edades, todos los niños del pueblo iban a la misma y aprendían lo mismo que el resto. El patio trasero de la casa servía como la zona de juegos y almuerzo en la hora del recreo. Justo en ese patio era donde tenía la conversación inicial de este relato.
Los niños continuaron imaginando el futuro: ¿Cómo serían los colegios? ¿Utilizarían libros los niños? ¿Habría robots en vez de maestros? Cuando volvieron a clase, abordaron a Don Tomás con todas sus dudas y él, muy convencido, respondió a todas sus preguntas:
-          Los colegios del futuro serán muy diferentes a los de ahora, al nuestro y a todos. Los niños no necesitaran ir a clase, porque podrán ver al maestro desde casa tumbados en la cama. Las lecciones las escribirán ellos mismos, según lo que quieran saber y recordar, y todo quedara guardado en pequeños aparatos, del tamaño de un grano de arroz para no tener que llevar libros.
Los niños le escuchaban ensimismados, y alguno incluso se atrevía a aportar sus propias hipótesis sobre el futuro:
-          Además habrá unas gafas supersónicas, para poder ver cualquier lugar en cualquier momento, sin tener que moverte, gritó Lipe.
-          ¡Y lápices mágicos que escriben solos cuando hablas!, apuntó Rizos
-          Y pizarras que se borran solas, y en las que los dibujos con tiza se mueven, - continuaba Gonzalo - y que se pliegan para llevártelas casa y seguir dibujando, y que nunca se acaba el espacio para escribir, y,.., y,.., y,..
-          Tranquilo, Gonzalo  – zanjó entre risas Don Tomás – iremos hablando poco a poco de lo que nos espera en el futuro.
Toby les escuchaba atentos, sin impresionarse demasiado, pero convencido de que todo aquello de lo que hablaban, sería real en el futuro. En ese momento sonó un pequeño timbre que indicaba que el horario escolar había terminado por hoy. Todos salieron corriendo porque hoy tenían más prisa de lo habitual. Un circo había llegado al pueblo, solo estaría dos días allí, y esa tarde iban a ir ellos a ver la función.
Por la noche, cuando llegaron a casa después del circo, Toby cenó rápido y se metió en su habitación. Su madre, extrañada, se acercó a preguntarle si le pasaba algo, y él le respondió que no, que sólo quería dibujar lo que había visto en el circo. A su madre no le extrañó la respuesta porque a Toby le encantaba dibujar y, además, se le daba muy bien. Así estuvo Toby toda la noche, dibujando y dibujando, hasta las cinco de la mañana más o menos que consiguió terminar.
Al día siguiente, el sueño hizo que le costara un poco más levantarse, pero las ganas que tenía ese día de ir al colegio le ayudaron. Fue casi corriendo y sin desayunar.
Al llegar a clase de don Tomás corrió hacia la mesa del maestro y sacó de su cartera un montón de papeles dibujados. Don Tomás le pregunto qué era todo aquello.
-           ¡Una torre! – grito emocionado Toby. Una torre para mirar por encima de las montañas, y poder ver ese futuro del que nos habla usted.
-              Pero hijo…. intentó responder don Tomás.
-              ¡Tenemos que construirla!
Todos los niños y niñas de clase, menos Lipe, empezaron a reírse y burlarse de Toby. Él miró a don Tomás esperando su respuesta.
-              No podemos hacer eso – respondió el maestro
Las carcajadas continuaban entre sus compañeros, Toby empezó a llorar y salió corriendo de la escuela. Las clases siguieron ese día como siempre, entre alguna sonrisilla provocada al acordarse aun de la locura que proponía Toby.
La preocupación llegó al pueblo por la noche, cuando nadie sabía dónde estaba Toby, en su casa no sabían nada de él desde la hora del desayuno, y sus amigos ya no lo habían visto desde que se fue de clase llorando. Los días siguientes fueron días de búsqueda, pero nadie encontró a Toby.
Lipe no se lo podía creer. Culpaba a sus compañeros de que Toby hubiera desaparecido:
-              Habéis sido vosotros, por reíros de la idea de su torre – gritaba Lipe, mientras lloraba. ¿Sabéis qué os digo? ¡Que yo construiré esa torre! Lo voy a hacer por Toby y, cuando la tenga, desde arriba lo buscaré.
Lipe cogió los dibujos de Toby, donde salía el dibujo de la torre y el sitio exacto donde se debía construir, y recorrió todo el pueblo buscando carpinteros y leñadores herreros, constructores, transportistas, artesanos y todo aquel que pudiera echar una mano. Gonzalo y Rizos, por supuesto, fueron los primeros en ayudar después de haberse repuesto de la bronca de Lipe. Estuvieron trabajando semanas, y meses, siempre pensando en que aquello era lo que Toby quería, y por eso lo terminarían.
Quince meses después la tuvieron terminada, y Gonzalo, Lipe y Rizos, fueron los primeros en probar si la torre de Toby funcionaría tal y como él tenía pensado. Subieron a la primera altura y se asomaron. Sólo se veían montañas. Subieron a la segunda altura, y vieron más montañas. Así pasó con la tercera, y la cuarta, y todas las alturas hasta llegar a la última, donde ya casi tocaban las nubes. Desde allí también se veían montañas y nada más.
A lo lejos divisaron una caravana que avanzaba hacia el pueblo. Con todo el trabajo de esos meses se les había olvidado que el circo volvía de nuevo a estar por allí. Bajaron la torre, desilusionados, porque no dio el resultado que esperaban, y porque seguían sin rastro de Toby.
Mientras esperaban que se acercara la compañía del circo, los chavales discutían sobre qué podrían haber hecho mal para que no funcionara. Entonces, Rizos, gritó:
-              ¡Mirad! Ahí, en la primera carreta.
Todos se giraron hacia el comienzo de la compañía circense y dieron un grito de alegría al ver que sentado junto al primer conductor iba… ¡Toby!
Corrieron hacia él, y empezaron a abrazarle, como si tuviera premio el que más se acercaba a él y a preguntarle cosas. Él explicó lo que había pasado:
-           Cuando os reísteis de mí, me enfadé mucho porque sabía que mi idea podría salir bien. Al salir de la escuela, vi que el circo estaba preparado para marcharse, y hablé con un domador y dos trapecistas, para ver si podía irme con ellos.
-           Y, ¿dónde has estado? – preguntó Lipe, sin terminar de creerse que su amigo estuviese de nuevo aquí.
-          He ido por todo el mundo. Y desde cada sitio he mirado hacia el punto donde debíamos construir la torre y he comprobado que sí que se ve.
Sus amigos se miraron, como no sabiendo qué decir. Al final, Gonzalo, se atrevió a responderle:
-              Toby, hemos construido la torre, y desde allí no se ve nada.
-              ¡Vamos! – dijo Toby
Fueron juntos hasta la construcción, y empezaron a subir escalones. Toby les contaba cosas que había visto donde había estado: los colegios eran enormes edificios llenos de pantallas donde los alumnos hablaban entre ellos desde sus casas, no había nunca nadie en clase, porque todos trabajaban y hacían los deberes desde el sitio que quisieran.
Toby les contaba que los profesores no mandaban deberes a los niños, ni operaciones, ni listas de nombres para aprender; les pedían que jugaran, que inventaran, que lo grabaran todo con unos aparatos plateados para después enseñarlo a sus compañeros y explicarles lo que podrían aprender si ellos también lo hacían. Los lápices escribían solos, las pizarras eran infinitas, y se borraban sin ayuda; y no había gafas supersónicas, pero si unas pulseras desde las que se podía hablar y viajar a todos los lugares.
-          ¡Todos los libros juntos no ocupaban más espacio que nuestro cuaderno de escuela!, terminó Toby
Según se iban asomando a las distintas ventanas de la torre, como por arte de magia, la montaña que tenían delante de ellos desaparecía y veían un país lejano, muy distinto a su pueblo; y podían ver las imágenes tal y como se lo había contado Toby. Así fueron subiendo, y subiendo, y las montañas iban desapareciendo ante ellos poco a poco. Cuando llegaron arriba del todo los cuatro amigos, miraron alrededor y vieron que todas las montañas habían desaparecido y que podían ver todo el mundo desde allí arriba, un mundo del futuro. Entonces Toby dijo:

-              Ahora sabemos porque Don Tomás conocía cómo era el mundo de ahí afuera, el mundo del futuro. Sólo había que escucharlo e imaginar…

La LIJ, una gran aliada


La investigación seleccionada por mi parte tiene que ver con la vinculación entre creatividad y competencia lectoliteraria. Bajo mi punto de vista, la creatividad siempre me ha parecido uno de los rasgos primordiales del desarrollo de la personalidad. Esta creatividad es la que te va a permitir ser diferente y hacer cosas diferentes, que salten de la línea establecida, que llamen la atención de propios y extraños en un mudo de modas, tendencias y rutinas. Fomentar la creatividad en los niños desde bien pequeños me parece primordial, no ponerle puertas al campo y aceptar que exploren y prueben dando por buenas todas las opciones dentro de los límites establecidos, claro está.
En el trabajo escogido, de Esther González Sánchez, se realiza un estudio analítico de un modelo creativo y motivador para la iniciación lectoescritora en Educación Infantil. Los niños en colaboración con las familias investigan sobre temas de su interés para exponer sus resultados en el aula, o crean historias a partir de cuentos leídos en el aula. Los resultados indican que cuando los alumnos parten de modelos intertextuales, convirtiéndose todos en protagonistas de su propio aprendizaje demuestran una mayor iniciativa y motivación por la tarea, repercutiendo en la mejora de su autoestima y en el desarrollo de sus habilidades lectoliterarias.
En base a este tema de la intertextualidad os invito también a echar un ojo a esta otra investigación de 2014, de María Isabel de Vicente-Yagüe Jara, que relaciona literatura y música para observar si se fomenta el interés lector y auditivo del alumnado de Secundaria, basándose en el planteamiento integrador de las Competencias Básicas en las diferentes materias, a través del estudio de referentes intertextuales en las obras mixtas literario-musicales, y que también se ha llevado a cabo en la misma región que el estudio que os he planteado anteriormente
Me ha parecido muy interesante para complementar estas lecturas en torno a la competencia lectoliteraria en el aula los vídeos que dejo a continuación, de una participación de Teresa Colomer en el Ciclo de Desarrollo Profesional en Alfabetización Inicial a través de la Literatura Infantil de Argentina en 2010:

Esta segunda parte de la intervención me parece aún más interesante que la anterior:


Tweets de los vídeos:

#fundamental #valor #imprescindibles Si uno no sabe para que sirve una cosa no se esfuerza para que esa cosa esté ahí
#esonosedice #loqueestábien Los libros crean una tercera área donde los niños se pueden dar cuenta de las reglas, por eso también disfrutan bromeando con lo que está mal
#imagina #elpoderdelaspalabras La narración organiza un mundo completo que hay que organizar solo a través de las palabras o con el apoyo de las ilustraciones
#todosonpalabras La literatura no es un adorno estético, es nuestro entrenamiento de cómo ver el mundo, de cómo pensar, gozar y poseer la palabra
#librosiniciales #empezarconlalectura #miprimerlibro Estos libros son así, y se hicieron así para que los primeros lectores cuando quieran puedan incorporarse a ellos
#bibliotecadeaula Crear un mundo con libros, un mundo donde hay un espacio donde están los libros, donde hay un ritual alrededor de los libros y un tiempo para leer
#adiario Literatura hasta en el aire…si alguien se acuerda de ponerla ahí #importante
#nosoloseleeenlaescuela Hay un problema en definir qué es lo que realmente queremos que todo el mundo sepa sobre que es literatura para poder usar la literatura cuando se sale de la escuela
#tómatetutiempo #páginaapágina Saber estar con el libro es algo que se aprende. No pasar la página hasta que la has visto bien se va cultivando

#protagonista #relevante #hagoalgoqueinteresa De pronto su lectura es valorada y atendida, y de pronto les importa hablar de su lectura con el maestro. Se presta atención a su lectura 

Más allá de la tinta y el papel

La aparición en nuestras vidas de la tecnología y los avances multimedia abre ante nosotros un sinfín de posibilidades que tarde o temprano acaban por modificar nuestro estilo de vida y las costumbres habituales. En el caso de los libros y la lectura, muchos han sido los cambios experimentados que han posibilitado la expansión y acomodación de una actividad de ocio y estudio clásica a los nuevos tiempos y avances. De este modo hoy para leer un libro ya no es necesario el papel, y en ocasiones ni las letras escritas.
En esta práctica me centrare en dos elementos, utilizados más que para la lectura, para la incitación a ella: el booktráiler y la presentación de diapositivas.

Un booktrailer sirve para promocionar un libro en Internet, al igual que se hace con una película de cine, o cada vez más con las series de ficción. El objetivo es captar un nuevo tipo de lector más vinculado a estos formatos audiovisuales sorprendiéndole y atrayéndole hacia un autor u obra nueva, o para darle tridimensionalidad a un personaje a personajes o lugares, mostrando de manera explícita la grandeza de una obra escrita, cuando te dejas atrapar por ella. El booktrailer que he escogido es el del libro Sanctus, el cual personalmente consulté cuando me hablaron de la obra. Por si fuera poco, cuenta con cinco booktrailers distintos, presentando cada uno de ellos alguno de los elementos cruciales de la obra.






Tras verlos no dudé en hacerme con el libro, y con los dos que le siguieron

También podemos encontrar otras formas de conocer obras o autores como puede ser través de SlideShare, un repositorio de presentaciones de diapositivas a través de las cuales podemos leer la obra en fragmentos o completa, o conocer trazos de ella o de su autor a través de resúmenes o actividades. He escogido la lectura infantil Alex quiere un dinosaurio, de Hiawyn y Kitamura, porque me ha parecido un buen ejemplo de este formato, con la invitación final a visitar tu biblioteca más cercana, y que además cuenta con el formato también de audiolibro en YouTube:



Sin lugar a dudas, dos recursos imprescindibles, y bien aplicables en un aula, para despertar la iniciativa por la lectura en los más pequeños.





Letras alicantinas para la Cervantes Virtual

En esta segunda práctica no sumergiremos en el universo de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, una herramienta para el aprendizaje de las humanidades que ofrece gran variedad de contenidos y recursos educativos dirigidos a la comunidad universitaria y escolar. Concretamente nos centraremos en esta entrada en las bibliotecas de autor, y dentro de estas en la del ilustre escritor alicantino Gabriel Miró.

Las bibliotecas de autor siguen todas un esquema similar, con una pestaña inicial de presentación al lector con una breve reseña del autor y el contenido del directorio.  En el caso de la de Gabriel Miró dsicha reseña está realizada por el catedrático de la Universidad de Alicante, D. Miguel Ángel Lozano Marcos. Tras la presentación, la biblioteca se organiza en diversas pestañas que recogen retazos biográficos del autor, su obra, trabajos y estudios realizados sobre él e imágenes y enlaces relacionados con su figura.

La reseña biográfica de Gabriel Miró recoge datos desde su nacimiento, vinculando sus creaciones literarias con los momentos más significativos de su vida. El catálogo de obras recopila desde obras completas en archivo pdf, hasta ediciones html de facsímiles de obras publicadas, organizados según sean primeras ediciones, obras completas o editadas y dos apartados para un epistolario y tres traducciones.
En el apartado de imágenes se puede encontrar un álbum con fotografías personales del autor, como las que podrían ocupar cualquiera de nuestros álbumes familiares. También podemos encontrar un apartado de iconografía en el que se recogen retratos realizados del autor, otro apartado para portadas de sus obras, y un tercero destinado a recopilar manuscritos de Gabriel Miró. El apartado de enlaces recopila páginas y documentos online de los que se puede extraer información adicional del autor o consultar y contrastar algún episodio más de su vida u obra.

Vinculado con este último apartado se me ocurre una propuesta didáctica que podría resultar curiosa. A partir de las imágenes recopiladas de portadas de obras, seleccionar una de ellas y buscar en la BVMDC información de ella, y extraer algún fragmento. A continuación vincularla con alguna de las fotos del álbum de Gabriel Miró atendiendo a la época en qué fue escrita dicha obra, mencionar algún hecho relevante en su vida en ese momento y mencionar algún título más de esa época inmediata. Seleccionando diferentes portadas, se podría hacer entre todas un buen recopilatorio trabajado por los alumnos de vida y obra de Gabriel Miró.


Con respecto al artículo de Juan Cercera titulado ‘En torno a la literatura infantil’:
¿Cómo define María Bortolussi la literatura infantil?
Esta autora afirma que la literatura infantil es aquella “obra estética destinada a un público infantil”.
¿Cómo pueden ser las obras de LI según su proceso formativo?
Según su proceso formativo, las obras de LIJ pueden clasificarse en:
  • -   Literatura ganada: producciones que originalmente no fueron destinadas para niños pero que el público infantil ha ido adoptando poco a poco como propias
  • -   Literatura creada especialmente para los niños
  • - Literatura instrumentalizada: libros didácticos que se utilizan frecuentemente en los cursos iniciales de la educación.

Busca ejemplos de literatura creada, ganada e instrumentalizada
  • -  Literatura ganada: cuentos tradicionales, muchos de los romances y canciones, la novelística juvenil, etc. Por ejemplo, los Cuentos, de Perrault, o las adaptaciones de Las mil y una noches.
  • -    Literatura creada: Las aventuras de Pinocho de Collodi, Monigote pintado de Joaquín González Estrada, Manolito Gafotas de Elvira Lindo o la obra de Gloria Fuertes.
  • -   Literatura instrumentalizada: Los libros que todos hemos leído de pequeños en el colegio con Teo o Tina-Ton o Las aventuras de Tano.


Un inicio dificil de marcar

Hablar de la influencia de la literatura en la personalidad de uno mismo hoy en día es plantearse un reto difícil, y creo que hasta se podría considerar una realidad utópica. Antes de que salten las alarmas por esta afirmación, intentaré explicar en qué me baso para hacerla. Por un lado considero que la literatura que puede influir en la personalidad de una persona va más allá de modas o pasatiempos de verano, que hoy por hoy son el terreno literario más habitado. Sí, yo también lo he consumido y consumo, y he disfrutado al hacerlo en muchas ocasiones, pero considero que esa literatura es difícil que cale hasta el punto de poder afirmar que condiciona o perfila tu personalidad.
Por otro lado, la influencia predominante hoy día de múltiples estímulos a nuestro alrededor, más dinámicos y absorbentes quizás, es también un punto en contra de la literatura y a favor de éstos a la hora de resultar más influyentes en el modelado de la personalidad y los hábitos de las personas.
Aunque yo me inicie en la lectura antes de que muchos de estos factores influyentes existieran, o estuvieran tan en auge (nací en los ochenta), tampoco sé si realmente alguna de las obras que he leído a lo largo de mi vida puedo afirmar que ha llegado a influir en mi personalidad o a condicionarla. Quizás entendiendo por esta modelización la adquisición del hábito lector sí que hubo una lectura, posterior a la etapa Primaria que recuerdo que me introdujo el gusto por la lectura y la curiosidad por seguir leyendo y descubriendo personajes e historias. Se llamaba “La voz de la madrugada”, y era una lectura de las que te encargaban como requisito de la asignatura de Lengua. Recuerdo perfectamente que, ya pasado el trámite evaluativo, la releí un par de ocasiones aquel verano posterior, y me llevo además a adquirir más libros de ese estilo de manera voluntaria en una librería donde me compraba los de texto cada curso.


No sé, repito, si se puede considerar que modelara mi personalidad, pero sí que influyó de manera significativa en mi hábito lector, el cual mantengo hasta el día de hoy.

lunes, 11 de abril de 2016

La Educación en 2080


-¡Buenos días chicos y chicas! ¿Estáis preparados para realizar la actividad de hoy? –dijo la profesora a sus alumnos-  Si bien recordáis, la semana pasada os comenté que en la clase de hoy íbamos a utilizar las nuevas supergafas 30.0. Los alumnos estaban ansiosos por ver cómo eran y empezar a utilizarlas cuanto antes. Tomaron asiento y comenzaron a encender las pantallas que estaban incorporadas en las mesas inteligentes de cada alumno. En las pantallas tenían incorporadas las aplicaciones AVE 35.0 (las siglas AVE significaban Aprendizaje Virtual Efectivo). En estas aplicaciones estaban todos los conocimientos y actividades que se impartían a lo largo del año en el colegio. Los profesores podían modificar los conocimientos pensando lo que querían rectificar y automáticamente se cambiaba.

-¡Escuchad con atención!-exclamó la profesora. Pinchad sobre la aplicación supergafas 30.0. Los alumnos estaban emocionados y muy atentos a lo que la profesora les decía. Cuando pincharon sobre la aplicación vieron que rápidamente unas gafas, voladoras y de varios colores, se colocaban sobre cada una de sus caras. Los alumnos, asombrados, se quedaron con la boca abierta y parecían que sus ojos se salían de las cuencas.

La profesora comenzó a explicarles cómo funcionaban. -¡Chicos, las supergafas son muy fáciles de utilizar!- exclamó la profesora. Para encenderlas tenéis que pestañear con el ojo derecho, y para apagarlas se pestañea con el ojo izquierdo.  Este comentario le hizo mucha gracia a los alumnos y comenzaron a reír.- Bueno chicos, vamos a continuar que ahora viene lo más emocionante- dijo la profesora. Los alumnos permanecieron quietos y todos estaban expectantes por saber qué era lo que iba a ocurrir. –¿Queréis saber cómo funcionan?-preguntó la profesora a sus alumnos- Rápidamente los alumnos contestaron: Síiiiiiiii. 
 
Todos tenían colocadas las supergafas, incluso la profesora. En la pared se proyectaban las actividades, que únicamente se veían si tenías puestas las gafas. –Como ya hemos visto el tema de LLV.79. (Lengua y Literatura 79), vamos a realizar las siguientes actividades, pero para poder realizarlas solamente tenéis que pensar la respuesta y una vez que la hayáis pensado pestañear con los dos ojos y vuestra respuesta se guardará en las supergafas.-dijo la profesora.
Los alumnos estaban ansiosos por comenzar a contestar las preguntas. Como era de esperar, todos obtuvieron muy buenos resultados y aprendieron rápidamente a manejar este artilugio tan novedoso para ellos. La profesora sorprendía cada semana a sus alumnos con algo nuevo y ellos estaban cada vez más motivados e iban al colegio con muchas ganas de aprender.

viernes, 8 de abril de 2016

Educación 14.0

14 de septiembre de 2124.

No hay futuro sin un pasado que lo preceda, ni pasado sin un futuro que lo recuerde. Nada surge de la nada sin que nadie, ni nada, haya dejado caer su trascendental grano de arena en este orondo y viejo reloj. Así, solamente a veces, y sin darnos apenas cuenta, viajamos de recuerdo en recuerdo, fardando de lo que hoy en día disponemos y, al mismo tiempo, anhelando esos granos de arena que van quedando en el fondo del arcaico reloj.

Pero, no lo llego a entender; mi precisión no alcanza la total comprensión de lo que está sucediendo, ¿por qué ahora? ¿Por qué me vienen a la mente estos destellos? Recuerdo que, durante mi niñez –aunque tal vez algo sobrepasada–, un sentimiento de incertidumbre vigilaba constantemente mi curiosidad, provocando, más por impaciencia que por verdadero placer, unas continuas y frustradas explicaciones que, a pesar de los enormes sacrificios de mi padre, nunca llegaron a calar en el fondo de mi hueco cerebro. ¿Qué era ese extraño cachivache? Como por arte de magia, al entrar al despacho de papá, mi mirada siempre quedaba fijada en el segundo estante del carcomido mueble marrón, herencia del abuelo. Ahí estaba, dentro de un estuche, algo inclinado para facilitar su visión. Si no recuerdo mal, en una de aquellas intensas y fracasadas explicaciones, pude descifrar que ese extraño objeto cambió la vida de mi abuelo y, seguramente, es la causa de que hoy, en estos momentos, sea capaz de escribir este diario con ciertos aires de nostalgia. Es curioso, ¿por qué ahora?

Así es, ahora, casi un siglo después, este lápiz –o así creo que se llamaba la extraña herramienta del abuelo– vuelve a deshacer su afilada punta en la rugosa textura del papel. Ahora, ahora que los más afanados coleccionistas suplicarían de rodillas por hacerse con un artilugio tan sencillo, y al mismo tiempo tan obsoleto. Es ahora cuando he empezado a recordar aquellas explicaciones de papá; ahora que el ‘teclado’ mental ha sustituido al incómodo y antiguo teclado de ordenador, el cual también sustituyó, en su momento, a este bonito lápiz. Sin duda, ahora, puedo ratificar que nada surge del mero azar y, si hoy apreciamos nuestro presente, se lo debemos a todos aquellos que han luchado –muchos de ellos con un simple lápiz– por todo lo que hoy en día nos rodea. En fin, basta ya de reflexiones. Hoy he decidido escribir este diario a lápiz. Por suerte, compré hace unos días la última versión de las lentillas CopyandPaste. Espero que detecten mi desentrenada caligrafía y mi organizador automático pueda enviar la transcripción digital de estas páginas a mi diario electrónico.

Resulta bastante obvio el sentimiento de reflexión que hoy inunda mi mente. Posiblemente, sea consecuencia de la incompetencia que desde hace unos meses siento en mi puesto de trabajo. ¿Quién diablos programa los drones de inspección? Acabo de desconectar el aula virtual y no paro de darle vueltas a la cabeza. ¿En serio creen que voy a utilizar el docente 8.0, el robot didáctico, en alguna de mis asignaturas? Sinceramente, lo pondré en práctica, tal vez, en Conocimiento del Medio Digital. Puede resultar de gran ayuda para poder aprovechar al máximo los escasos 30 minutos de clase. Pero, aún así, lo veo algo excesivo y un gasto innecesario. Además, todavía estamos probando los últimos modelos del pupitre electrónico. Por cierto, retomando mis aires nostálgicos, creo recordar que las clases de mi abuelo tenían una duración de 50 minutos. Quizás, si fuera así, no tendría estos dilemas…

–Esto es todo estudiantes, aquí tenemos un pequeño fragmento de una de las críticas más discutidas del siglo XXII– afirmó con su característico entusiasmo digital el docente 14.0 – ¿Quién quiere aportar su reflexión sobre este escrito?

–Profesor, desde mi punto de vista… ¡Esperen, que alguien está llamando a la puerta de casa!– exclamó Hugo mientras se levantaba de su sillón y se alejaba rápidamente de su escritorio. –Ya estoy aquí. Sinceramente, desde mi punto de vista, por mucho o poco que nos guste algo, nada permanece en el tiempo con la misma fuerza con la que lo hizo al principio. Como bien escribió el maestro y autor de este viejo escrito, la historia de nuestra existencia es como un gran reloj de arena; un reloj que deja caer, poco a poco, y algunas veces con más cautela que otras, cada uno de los pequeños granos que lo componen, enterrando, al mismo tiempo, a todos aquellos que van quedando atrás–comentó Hugo con cierto desahogo.

–Sin duda Hugo– afirmó el docente 14.0. –No obstante, nunca debemos olvidar ese pasado, de dónde venimos y cómo hemos llegado hasta aquí. Pero, ante todo, tampoco debemos renegar lo que la sociedad actual nos aporta. Un buen maestro debe adaptarse al contexto del estudiante y hacer todo lo posible para actualizar su metodología y su forma de afrontar el día a día. Así, y solo así, un docente podrá aprender de sus antiguos errores y atreverse en el descubrimiento de nuevas técnicas de trabajo– recalcó firmemente el docente 14.0. –Espero que lo que hayáis aprendido hoy lo grabéis bien en vuestro disco duro y os sirva como futuros docentes que sois. Y recordad, si tenéis alguna duda, no dudéis en usar el holograma de vuestro tutorial watch; os responderé al instante, con la mayor precisión y brevedad.


Apagando aula digital en 3, 2, 1…

jueves, 7 de abril de 2016

Yo quiero ir al cole

- Cariño, tienes 39 de fiebre. Hoy tu cuerpo necesita descansar.
-  Pero mamá, aquí me voy a aburrir como una ostra! - dijo ella enfadada y triste.
- Lo siento hija. Mañana, si estás mejor, ya irás al cole, pero hoy no puede ser.

- Pero... y tantas ganas de ir al colegio, ¿a qué se deben? - pensó su madre algo desconcertada.

Mientras tanto, en clase de Naturales, todos aquellos niños disfrutaban experimentando con el medio. Unos venian de realizar una entrevista grupal a los compañeros de quinto curso sobre el consumo diario que hacen del agua. Las preguntas fueron expresadas en inglés, obviamente, ya que los alumnos de quinto se encontraban totalmente inmersos en su "daily English moment" en el aula, lo cual no supuso ningún problema ni para los entrevistadores ni para los entrevistados. Cuando éstos volvieron, la profesora les ofreció unas breves indicaciones y los seis alumnos cogieron sus portátiles para volcar los datos obtenidos y crear una gráfica representativa de los resultados. Otros dos alumnos parecían concentradísimos buscando yacimientos naturales de agua por Internet para incluir imágenes a su mural, que sería expuesto por sus otros dos compañeros, los cuales preparaban su discurso oral en un rincón de la misma aula, para el próximo día 22 de marzo "Día Mundial del Agua". El tutor, mientras tanto, ayudaba al grupo que estaba montando "el rincón del reciclado". Cinco minutos antes de que sonara el timbre, el tutor hizo un llamamiento colectivo y rápidamente se formó un gran grupo en el centro del aula. Cada grupo comentó brevemente la tarea que había desempeñado durante la clase, resaltando aquello que más le había gustado y si había aprendido algo nuevo. Cada alumno sabía lo que tenía que hacer. Nadie parecía desorientado, ni mucho menos desmotivado.

Donde viven los sueños

Era una fría mañana de invierno, cuando me disponía a ir al colegio. Como cada mañana, mi padre me esperaba en el pórtico de aquella maravillosa casa a la que llamaba hogar. Pasaban los días y cada uno de ellos era idéntico, en la escuela no se hacía nada en especial, solamente escuchaba atentamente las aburridas clases de doña Clara, una mujer entrada en edad para la que la educación no suponía reto alguno.
Pero un día, la señora Clara enfermó y María, una maestra muy joven tomó su relevo. Para ella la educación era un desafío diario, cada día una nueva experiencia. Además, María era una apasionada de la lectura, según ella no había mejor viaje que perderse entre las letras de sus libros. No entendí el significado de aquellas palabras hasta que pasaron unos años. Un día, en clase de literatura, ella nos planteó una pregunta, ¿cómo será la educación en el año 2040? Pues bien, ese momento ha llegado.
Si tuviese la oportunidad de verla, le diría que la Educación en la segunda mitad del Siglo XXI ha cambiado considerablemente respecto a principios de siglo. Ya no se utilizan ordenadores ni tablets como solíamos utilizarlos en los colegios, ni siquiera se utiliza la pizarra tradicional como la de doña Clara, ni las presentaciones de power point que muchos de mis docentes leían como papagayos. Ahora todo ha cambiado, se trabaja mediante las inteligencias múltiples de aquel hombre de cuyo nombre no quiero acordarme y se han cambiado esos libros vacíos de significado y sin sentido alguno por viodejuegos. Si pudiera hablar con mi yo de 2016 le diría que no se imaginará la Playstation 4 ni los juegos que en ella se hallaban, sino más bien un símil a esas películas de ciencia ficción como Interestelar. Me refiero a la cuarta dimensión, la del tiempo. Estas aplicaciones te permiten viajar en el tiempo y conocer la historia, viviéndola en el momento. Pese a que puedas viajar en el tiempo, no tienes la posibilidad de cambiar la historia, pues no se podría entender el presente actual sin un pasado que lo construya y le dé sentido. Si pudiera hablar con mi yo pasado, le diría tantas cosas que…
Cuando desperté de ese largo letargo, me di cuenta que todo aquello había sido un sueño y que María era producto de mi imaginación, de mis deseos de volar y escapar de esa monotonía que llegaba hasta herir mi sensibilidad. Clara no había enfermado, era mi ansia de conocer nuevos horizontes lo que me hizo pensar que todo era posible. Fue entonces cuando descubrí que la mejor manera de evadir mi realidad era a través de mis libros, ellos eran los únicos que me comprendían. Ahora en mis años como maestra puedo afirmar que la mejor manera de crear mundos paralelos o de viajar en el tiempo es a través de la lectura. Puede que María nunca existiera o quizá fuera yo misma, ¿quién sabe?

Para viajar en el tiempo o en el espacio solo hace falta leer, pues la lectura es como una huella a través de la cual podemos acercarnos al pasado, comprender el presente y viajar al futuro. Todo aquel que no lee se conforma con un mundo plano que no admite otra realidad que no sea vista y sentida a través de los ojos; quizá los ojos de nuestra imaginación nos permitan llegar más lejos, allá donde viven los sueños, allá donde la realidad y la ficción no distan, allá donde… (tu imaginación te permita llegar).

miércoles, 6 de abril de 2016

The Teacher's Teacher

Una amplia sonrisa asomaba a mi semblante y se pronunciaba todavía más cada vez que recordaba la aventura que me esperaba: todo el espacio y el tiempo por recorrer, mil universos por descubrir.
Y, en todas las andaduras, siempre un elemento común, el aliciente principal: el Doctor. Y es que uno no se adentra en un museo que desconoce sin un guía. La experiencia es siempre mejor con un "Cicerone" que aporte luz donde la mirada inexperta solo halla oscuridad.
- Clara, Clara... - Dijo con una traviesa sonrisa mientras yo entraba a la Tardis. Alargó la pausa para disfrutar la anticipación al resto de lo que ambos sabíamos que iba a decir, lo que siempre dice y a mí me gusta tanto oír.- ¿Dónde vamos?

Mi sonrisa ya no podía ser más grande. El Doctor tomó los mandos de la Tardis y tocó decenas de variopintos artilugios -siempre he sospechado que hasta él ignora qué es lo que hacen- y en un instante estábamos en la actualidad y al siguiente en un destino incógnito y remoto.
- Creo que te gustará lo que vas a ver, Clara. ¿Sabes...? Te he llevado al espacio, hemos estado en un submarino de la Unión Soviética, vimos los Anillos de Akhaten... Y sin embargo nunca te he enseñado cómo será tu oficio en el futuro.

El Doctor abrió la puerta y una blanca e imponente luz inundó la estancia de la consola principal de la Tardis.
- ¡Bienvenida a Coal Hill, año 2063!

Quedé completamente pasmada al ver mi lugar habitual de trabajo unas décadas en el futuro: era el mismo edificio pero distinto. Me resultaba asombroso cómo en tan pocos años podía avanzar todo tanto: todo había cambiado pero todo estaba igual. Y entre todos los cambios encontré algo que siempre había estado allí: la entrada principal con el mismo cartel de siempre. Al ver ese detalle me sentí como en casa a pesar de estar muchos años en el futuro: por muchos cambios que se produzcan siempre debe haber un respeto por la esencia para que no se pierda el valor original.

Al acceder al interior fuimos testigos de las más diversas maravillas: en una clase, los alumnos llevaban cascos, parecidos a las gafas de realidad virtual, y aprendían Historia como testigos presenciales del acontecimiento histórico. En otra, los chicos diseñaban artilugios de alta tecnología mediante un sistema de proyección que mostraba el prototipo en 3D y en tiempo real, suspendido en el aire frente a sus diseñadores. Incluso vimos cómo todos los estudiantes de todas las edades contaban con una especie de carpeta electrónica con acceso a una red de conocimiento global a través de la cual podían descargar paquetes de conocimiento directamente a un dispositivo que llevaban alrededor de su cabeza. Pero, ante todo, siempre encontramos en cada clase, fuera cual fuese la materia, dejando al margen los sorprendentes avances tecnológicos, un elemento recurrente y muy familiar: un profesor.
- Gracias por haberme traído aquí, Doctor. Me ha servido para confirmar algo que siempre he sospechado... - dije al Doctor- y es que pase el tiempo que pase, por mucho que transcurran los eones y mejore la tecnología, siempre necesitaremos maestros que nos guíen por los senderos desconocidos.

Mis ojos se anegaron de lágrimas mientras el Doctor comprendía lo que le acababa de decir. Contuvo la emoción y nuestras miradas se cruzaron reconociendo, cada uno en el otro, a su maestro de la vida. Sin necesidad de decir nada, caminamos de vuelta a la Tardis, mientras nuestras sonrisas se ampliaron hasta el infinito.

martes, 5 de abril de 2016

Aprendiendo en el 2030


¡Hola a todos! Soy Leire y es la hora de grabar mi diario en la grabadora de voz. Me encanta contar todo lo que hago cada día para poder enseñarlo en el futuro y ver cómo evolucionamos. A mí me encanta ir al cole porque aprendemos muchas cosas y conocemos sitios mágicos. Pues bien, ¡comencemos!

Sesión 30. Hoy hemos estudiado una Comunidad nueva. Le tocaba a Eric elegir en el mapa de España. La seño ha abierto la pantalla, ha puesto el mapa y Eric con su dedo mágico ha tocado… ¡Andalucía! Inmediatamente, la clase se ha transformado: se han cambiado las paredes, mesas y sillas por un entorno virtual muy real, era como si de verdad estuviéramos en las montañas. Primero, hemos visto el río Guadalquivir, que desemboca en el Océano Atlántico y, además, hemos visto que tiene muchísimos afluentes. Después, la seño quería enseñarnos algunos lugares característicos de Andalucía y la clase se ha transformado en Sierra Nevada. ¡Ha sido maravilloso! Yo nunca había visto la nieve. Y, finalmente, hemos realizado una visita virtual a la Catedral de Sevilla, me ha gustado mucho porque hemos recorrido su interior mientras la seño nos explicaba las cosas más importantes. Ha sido muy divertido que nuestra clase se convierta en todos estos sitios. Otro día, la seño nos ha dicho que conoceremos las diferentes provincias de esta Comunidad.

Pero aquí no se ha terminado la diversión. En Lengua y literatura, la seño ha elegido un libro y hemos jugado con el texto, ¡ha sido una experiencia increíble! ¡Yo nunca había estado dentro de un libro jugando con las palabras! Hemos aprendido a diferenciar entre oración, párrafo y texto. La seño nos ha dividido en equipos y a mí me ha tocado con Izan, Emma y Dylan. Cada equipo éramos una oración y nos íbamos juntando con otras oraciones para formar párrafos. Y, por último, nos hemos juntado todas las oraciones y éramos un texto. Como los textos esos de los cuentos que leo en casa.


La seño ha dicho que mañana que vamos a hacer unas olimpiadas en las que vamos a aprender Ciencias Sociales y Matemáticas al mismo tiempo que hacemos Educación Física. ¡Qué ganas tengo de que sea mañana ya y aprender mucho más!

lunes, 4 de abril de 2016

La argumentación a partir de los cuentos infantiles



Una de las cosas que más me gusta hacer como maestra de infantil es leer cuentos, por ello he seleccionado una investigación de Javier González García (2007)
Este artículo  forma parte de una línea de investigación sobre la construcción conjunta del conocimiento donde  se centran  en la observación de las estrategias de argumentación a partir de la lectura de tres cuentos, maestras y alumnos, en dos escuelas públicas de la capital de Burgos (España). La observación de tres trimestres, se contrasta con entrevistas a las maestras.
Los resultados apuntan a que los niños de cinco a seis años son capaces de emitir valoraciones justificadas, tanto a la maestra como a sus compañeros. El estilo constructivista de una de las docentes parece beneficiar la aparición de acuerdos y desacuerdos justificados. Contrariamente a lo esperado, es en la docente menos experta donde aparece un mayor uso de la confrontación. Este mismo estudio se está replicando en otros centros escolares de México.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Microcuento de la pequeña jacobina

Tenemos un pasado muy imperfecto, que patéticamente se ha pronunciado en pretérito absoluto pero escuchado con lengua perifrástica.

Y del presente, qué decir de los verbos presentes. Nada tienen que ver con los futuros que se soñaron o que simplemente se prefirió cubrirlos de rojo.

Mi niña roja, de nombre francés y apellido revolucionario. La vida es así, cada día se pinta más de color de rosa, y ya sabes que el rojo y el rosa nunca casaron bien.

Por muchas conjunciones que trates de crear, el tiempo, la vida, las personas, el rosa, se encargarán de bombardearlas con el armamento del futuro, que nada quiere atar ni ligar.

Mi niña roja, mientras lees esto es posible que nadie sufra de Stendhal, que todo se haya teñido de rojo, que la vida sea más rosa que nunca.

La escuela ideal de Marina...


Un bonito día de primavera, Marina, se levantó regocijante y muy alegre. De hecho, incluso antes de que la despertara su padre para ir a la escuela. Corrió a buscarlo por toda la casa hasta que lo encontró en la cocina preparando el delicioso desayuno de todos los días.
- ¡Papá, papá!
- ¿Qué pasa, Marina?
- ¡He tenido un sueño muy bonito y divertido!
- Ah, ¿Sí? ¿Quieres contármelo mientras desayunamos?
- ¡Sí! Resulta, que en mi sueño los niños iban a la escuela en naves, iban volando por el espacio sin necesidad de caminar. ¡Parecía muy divertido, papá! Y en el colegio, las profesoras y los profesores no mandaban tareas.
- ¿No tenían deberes los niños y las niñas?
-No, papá. Los deberes se hacían en la escuela. ¡Y no veas lo divertido que era! Los niños flotaban como en una nube mientras hacían las tareas de clase o leían un libro. ¡Había una gran biblioteca de libros! Y eran mágicos…
- ¿Mágicos? ¿Y por qué eran mágicos, Marina?
- Pues papá, porque en esa escuela podían viajar hacia otros lugares y visitar el cuento de Blancanieves, la Cenicienta… ¡Podían viajar y conocer a sus personajes favoritos!
- Qué bien, los libros son muy bonitos. Por eso, tal vez aquellos niños y niñas leían mucho.
- ¡Sí! ¿Y sabes otra cosa, papá?
- ¿Qué? ¿Todavía hay más?
- Claro, papá. En aquella escuela, los niños y niñas eran amigos unos de otros y si peleaban en algún momento, la maestra no les castigaba ni se enfadaba, hacía un juego en el que debían de decir cosas positivas y bonitas del otro compañero o compañera. Luego se debían dar un beso.
- Vaya, qué juego tan interesante, Marina.
- Sí, ojalá que cuando me haga más grande las escuelas sean como ésta porque allí, en el espacio, aprendían jugando, aprendían soñando.
Y aquel día, Marina, contó a todos sus amigos el fantástico sueño que había tenido, un sueño que esperaba que en un futuro no muy lejano se hiciera realidad… ¡Quién sabe!
 
 
 
 
 

 

martes, 29 de marzo de 2016

Recapitulando: Educación entre dos siglos

-   ¡Levántate holgazán! Hay muchas cosas qué hacer hoy - gritó el robot viviente de Pepito.
-  ¡Hoy estudiaremos la rareza de tu nombre! ¡No sé cómo a tus padres se les ocurrió ponerte un nombre así! - siguió el extraño robot.
-  ¡Está bien WP! Pero que sepas que me encanta mi nombre, me gustaría que existiesen más nombres así, no sé cómo no existen las vocales en los nombres - decía sorprendido Pepito.
- ¡Tienes mucho que aprender hoy! ¡Elige rápido tu ropa! - gritaba el WP mientras le enseñaba virtualmente dos pantalones y dos chaquetas de algodón.
-   ¡No me gusta ninguna de estas chaquetas!- gritaba Pepito enfurruñado.
- ¡Todos los días igual! ¡No sé qué hubieses hecho tú viviendo hace medio siglo donde sólo podrías vestirte con la ropa que había en tu armario! - exclamaba WP ya un poco cansado de la situación.
-   ¿Armario? ¿Sólo esa ropa? ¿Pero qué te pasa a ti hoy? - preguntaba Pepito cada vez más enfadado.
-  Armario: objeto rectangular de madera con cajones interiores para guardar tu ropa. Solo esa ropa: la gente salía a la calle paseando para comprar su ropa en los grandes almacenes. Qué me pasa a mí hoy: tengo la misión de enseñarte cómo vivían tus abuelos y de dónde proviene tu nombre - narraba rápidamente WP.
- ¡Dios Santo del amor hermoso! ¿Eso quieres que te diga? Esa frase era de mis abuelos y…hoy me creo que la aplicaré bastante en mi lección - exclamaba Pepito un poco cansado de la situación.
- ¡Oye, oye, oye! Espera un momento…que eso de que iban paseando por la calle a comprar a los grandes almacenes me ha gustado…explícame eso de que no había ropa en el interior de tu robot - seguía Pepito con curiosidad.
-  ¡No había ropa en el interior de los robots, porque no necesitaban robots! ¡Ni tan siquiera había robots para enseñar las lecciones del día! De eso se encargaban los maestros y los niños iban a las escuelas…jugaban con otros niños y habían nombres con vocales ¿Te enteras ya? ¡Pepito reiníciame si no quieres que pierda la paciencia! - gritaba WP cada vez más enfadado.
-  ¡De eso nada WP! ¡Esto se está poniendo interesante! ¡Quiero saber qué eran las escuelas y porqué los niños jugaban en la calle! ¡No puedo entender cómo no jugaban con sus robots! ¡WP, quiero visitar el año 2015! - exclamaba Pepito cada vez más entusiasmado.
-  ¡Dios mío! ¡Uy, perdón! ¡Exclamación de la época…espera que sincronice!...empezaré con la lección y si te veo preparado para el viaje convenceré a tus padres - desistía WP un poco nervioso.
- ¡Aunqueeeeeee…creo que no es buena opción! En esa época no existían los robots como yo…solo hacían pruebas y pruebas sin dar con un WP de verdad y si me encuentran me secuestrarán…y te quedarás sin WP…y me quedaré sin Pepito…y… - exclamaba WP desconsolado.
-  ¡No, no, no, no! ¡Excusas baratas! ¡Cuéntame la lección, la aprenderé toooooda y visitaremos la casa de mis abuelos! - decía Pepito con mucha ilusión.

- ¡Ehhhh…! ¡Uy! ¡A ver como hago esto…! ¡Está bien! Empezamos la lección… los niños de la época tenían nombres con vocales, se levantaban e iban a su armario a elegir algo de ropa que tenían en sus cajones, la leche se la calentaba su madre o su padre en el microondas y no mareaban a su robot para todo… ¡Perdón! ¡Últimamente se me desincroniza el botón del filtro!...si vivían cerca del colegio en una zona rural iban andando, olfateando las flores del camino y escuchando los cantos de los pájaros…si vivían por la zona pero en la ciudad, iban caminando con sus padres con la olor del humo de los coches y el ruido de la gente…si vivían muy lejos, los padres los llevaban con su coche. Una vez allí, los dejaban en un edificio gigante llamado “escuelas” o “colegios” y los recogían por las tardes si se quedaban a comer allí…por cierto, comida que se ponían en sus bandejas y se transportaban con sus manos, nada de robots, nada de elegir…menú del día… ¡Qué bien viviría yo en esa época…quizás no esté mal la idea de teletransportarnos! ... ¡Perdón! ¡Sincronizando el botón de filtro!...los niños llegaban con sus mochilas, sus libros, libretas y los materiales que necesitaban para trabajar por proyectos si caían en una clase de las más novedosas…Proyectos: lecciones que podían englobar todo el temario de la unidad y se estudiaba sin libro, con la ayuda de los compañeros y aprendiendo de manera vivencial… ¡Ningún WP les llevaba la mochilaaaaa! ¡Filtro roto! ¡Filtro roto! ... ¡Cambiaré las pilas cuando acabe con la sesión…aunque me gusta la sensación de hablar sin filtro!...¡Recapitulando!...seguimos…entonces existía Internet, una especie de información virtual como la que tenemos ahora pero a la que necesitabas una pantalla de acceso…es decir…¡No se vestían, elegían la comida, miraban las noticias, aprendían y mareaban a su WP 24 horas al día y si me apretas 25 si alguien se pone tonto!...¡Perdón! ¡Recapitulando! ... la gente andaba, bailaba, salía a la calle, los niños jugaban y aunque tenían información al alcance de su mano, eran autónomos … ¡No necesitaban un puñetero WP para vivir sus propias vidaaaaaaaasss! … ¡Recapitulando! ¡Recapitulando! ¡Recapitulando!

sábado, 26 de marzo de 2016

El Universo Educativo en 2060



Un zumbido sobresaltó a Kova mientras navegaba entre los nodos de su eNet. Su mente estaba tan inmersa viendo a Neil Armstrong en su narración sobre cómo acabó en eso de ser astronauta, llegando a realizar el primer viaje a la Luna, que ni se dio cuenta de que ya era la hora de empezar las clases. Estos relatos no interesaban a la mayoría de las personas, sin embargo, el primitivo afán de superación de estos antepasados apasionaba a Kova. Fuentes de energía renovable, el diseño de los primeros ordenadores, el nacimiento de web… el carácter de estos proyectos por conquistar un mundo común y lo que consiguieron despertar, le entusiasmaba.
En pleno año 2060 la superación del hambre no era un problema, la globalización ya no tenía límites y la tecnología parecía renovarse cada dos o tres días. Ahora todo estaba mecanizado, controlado, medido y dosificado. Kova había nacido en un mundo donde todo estaba ordenado, y estaba acostumbrado, pero leer la historia le hacía sentirse incómodo. Tener planificado cada minuto del día era muy cómodo, pero se sentía de una forma extraña. No conocía otra vida, pero podía afirmarse, incluso, invadido… coartado.
De nuevo el zumbido. Una vez más se había ensimismado, pero ya era el segundo aviso, debía aparecer en la escuela para comenzar con su instrucción matutina antes de las 10:30 de la mañana. Con colocar el dedo sobre el aviso intermitente de su muñequera saltó a la puerta del aula.
La escuela era un sitio particular, algo distinto del resto de edificios que frecuentaba. Bueno la asistencia estaba controlada por los paneles de ubicación como en el resto de lugares, la zona de almuerzo y comida la dirigía la misma empresa que en su residencia, y los asistentes mecánicos de soporte y seguridad eran los de siempre, pero no era por las instalaciones, sino por las personas.
A diferencia de lo que leía en sus archivos eNet sobre las historias del siglo XX, Kova únicamente socializaba cara a cara o, mejor dicho, en persona, en las horas que permanecían en clase. Las aulas eran el lugar perfecto para poner en práctica todo lo que aprendía con las píldoras Mensa. Cada contenido clave lo abordaba como una lluvia de imágenes en su desayuno matutino cuando engullía su dosis, y era con el maestro y los compañeros con los que experimentaba, exploraba, plasmaba e indagaba.