jueves, 24 de marzo de 2016

La vida estudiantil en 2050



  Aurora se despertaba con el sonido de su propia voz. Cada mañana le parecía estar soñado consigo misma, pero  reaccionaba y volvía a la realidad, era lunes.
   - ¡Buenos días preciosa flor de la mañana! ¿Has dormido bien? –dijo su despertador parlante-. ¡Recuerda! Hoy finaliza el plazo para enviar el informe impreso vía internet, revisa los vídeos y la compatibilidad del archivo 4D.
  - Buenas. Todas las mañanas me recuerdas lo mismo, ¿hasta que no quite el recordatorio, no te callarás? –contestó Aurora malhumorada-.

  La joven en lo más profundo de su modificado sistema, sabía que no sería capaz de vivir sin ese aparato. Aunque no había tiempo de recodificar, llegaba tarde para coger sillón en la sala bibliotual, no podía quedarse sin lugar, llevaba un mes sin entrar al aula virtual y el trabajo se le acumulaba.

  Aurora desayunó en el tren de la universidad un rico croissant caliente, mientras lo comía ojeaba su agenda de pulsera, cada día aparecía un nuevo modelo, ipGates ya no sabía qué inventar.

  Al llegar a la facultad, Aurora se encontró con María, amigas conocidas por la red, un test de la amistad aseguraba una compatibilidad del cien por cien entre ellas. Cierto es, parecían almas gemelas.

  Las estudiantes se sentaron en los sillones de la bibliotual, se colocaron las gafas uaprende, y comenzaron a estudiar. Ambas estudiaban abogacía animalista, les apasionaba estudiar los derechos de los perros maltratados, de hecho la clase de hoy trataba sobre esta temática. Ellas subrayaban con la mirada los apuntes del profesor, mientras vocalizaban sus propias apuntes para aprobar el examen.

  La mañana concluyó con una conferencia desde Estados Unidos en el salón de videollamadas, el bisnieto de Emilio Calatayud, prometía explicar el nuevo código animal con vídeos e imágenes ilustrativas. La exposición más innovadora jamás contada…

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