miércoles, 24 de febrero de 2016

La lectura como viajes de aventuras infinitos

     La lectura como viajes de aventuras infinitos

      Desde niña he sido una persona muy curiosa y, como tal, me encantaba ver esos objetos llenos de letras y, sobre todo, dibujos que no entendía por mi corta edad. Cuando empecé a leer, mi habitación se convirtió en una mini biblioteca llena de libros donde predominaban los dibujos. Con el paso de los años, esos dibujos dejaban paso a páginas y páginas cada vez con más letras y cuentos llenos de fantasía y aventuras. He de reconocer que un rasgo de mi personalidad es que soy muy Disney y, por tanto, estos cuentos siguen estando en esa habitación que ocupaba de pequeña. Aun con mi corta edad me gustaba leer mucho, quizás por la curiosidad de saber qué pasaba en esos pequeños textos llenos de príncipes, princesas y cualquier personaje fantástico protagonista de esas maravillosas historias. Un libro que marcó mi infancia era las aventuras de TEO, el protagonista de nuestra biblioteca de aula en la que cada viernes cambiamos un libro por otro para leerlo durante el fin de semana. 
      Así, llegué a la etapa en la que los libros que empezaba a tener en mi pequeña biblioteca no eran porque yo los quisiera, sino porque me los imponían en el instituto. Libros como Don Quijote de la Mancha, El Lazarillo de Tormes y La Celestina. Ahora agradezco que me obligaran a leer este tipo de libros, que en su momento se me hacían un mundo por su complicado vocabulario, pero que son obras importantes en nuestra literatura y que me han aportado ampliar mi abanico de ejemplares de mi biblioteca personal.
  

     Todos estos libros que he leído una, dos o incluso más de tres, cuatro y cinco veces me despertaban un sentimiento de transportarme a cada una de esas lecturas, en las que yo me imaginaba que era la protagonista y en la que yo era la que vivía mil y una aventuras. Cierto es que algún libro me he dejado sin terminar porque esa historia en la que yo me imaginaba como la personaje principal no me acababa de gustar. Cada lectura realizada por obligación o por gusto me ha aportado experiencias diferentes y diversas formas de entretenimiento, ya que me encantaba leer libros de adivinanzas y jugar con mi hermano a ver si las adivinanzas o el libro de Gloria Fuertes de poesías a las cuales poníamos ritmos con las manos y los pies y transformábamos en raps.
     
     En la actualidad, me encanta leer pero he de decir que cualquier libro no me gusta, todavía continuo con esos libros de aventuras fantásticas, aunque de vez en cuando leo otro tipo de literatura como la saga “Crepúsculo” o “50 sombras de grey”. El último libro que he empezado a leer esta navidad, pero que calculo que hasta verano no continuaré es el libro “Palmeras en la nieve”. Aprovecho las vacaciones de verano para leer sin parar, puesto que el resto del año ando bastante ocupada y no tengo tiempo para evadirme en esas bellas historias.

1 comentario:

  1. Me ha encantado lo de "soy muy Disney", jajajja.

    ¿Qué te voy a decir? Supongo que todos hemos tenido una Celestina cogiendo polvo durante el bachillerato. Lo cierto es que, para mí, solo se salva "El Conde Lucanor"; se me hizo ligero y muy entretenido. "Lazarillo de Tormes" fue soportable... y "La Celestina" acabó con mi actividad neuronal para el resto del curso. Lo bueno es que, lejos de hacerme rechazar la lectura, lo que logró fue que leyera más: ¡necesitaba otros libros, LOS QUE FUERAN para sacar de mí el tedio que me provocó esa obra!

    Está bien que sigas leyendo aunque tengas poco tiempo, aunque te dediques a releer libros que ya te sabes casi de memoria y se te hacen ligeros. Creo que lo más importante es que te siga gustando, independientemente del título que escojas.

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